recordar el ayer
cuando todo en Venecia
me hablaba de amor."
Así dice una canción que solía escuchar con mi madre, en la radio, durante las tardes sin tiempo de la infancia, en la cocina raída de la casa donde me crié. Cuando uno se enamora, todo en el mundo parece hablarle de amor. Las ciudades, las fotografías, las películas y, por supuesto, las canciones.
A los ojos desabridos de cualquiera, parecería que es nuestro propio estado de ánimo el que impregna la mirada y desfigura, embelleciéndolo (pero también engañándonos) todo a nuestro alrededor.
Sin embargo, tal vez sea al contrario. ¿No será que, abierta al amor, nuestro alma pierde los velos, los miedos, y es entonces cuando percibe el amor empapándolo todo? ¿No será que el arte, elevado por su propio impulso creador, se contagia de Amor como de un perfume que permanece en él, paciente, a la espera de que nuestro corazón quiera sentirlo?
Al alma enamorada de Dios, cada gota de lluvia le habla de su Amor. Cada destello de sol, cada palabra amiga o enemiga. Y cada canción, claro.
Este pequeño blog pretende ser como un cristal donde se vayan condensando las canciones, los momentos, al calor de un corazón profunda e irremediablemente enamorado.
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