Piensas que no sabes rezar. Sin embargo, Cristo resucitado está ahí, amándote antes de que tú le ames. Por su Espíritu, que habita en nuestros corazones, él intercede en ti más de lo que tú te imaginas.
Aun sin reconocerlo, sé capaz de esperarle, con o sin palabras, en largos silencios en los que parece que nada ocurre. Allí se disuelven los obsesivos desalientos y brotan los impulsos creadores. Nada se construye en ti sin esta aventura: hallarlo a solas, algo que nadie puede vivir por ti.
Cuando uno pasa tantas horas metido en un autobús acaba haciendo cosas raras. Como, por ejemplo, sacar una imagen del Santísimo y ponerse tranquilamente a rezar.
Pero no es fácil concentrarse en la oración en un autobús, con una compañera de asiento hablando por teléfono, el conductor escuchando radiolé... Y yo me iba quejando al Señor: "Así no hay manera. Sabes que tengo la capacidad de atención de un canario harto de café. Como no me ayudes, no puedo."
Justo en ese momento ha empezado a sonar en la radio esta canción. ¿Se te ocurre una oración más preciosa para el día de Navidad?
Para tu amor lo tengo todo
Desde mi sangre hasta la esencia de mi ser
Y para tu amor que es mi tesoro
Tengo mi vida toda entera a tus pies
Y tengo también un corazón
Que se muere por dar amor
Y que no conoce el fin
Un corazón que late por vos
Para tu amor no hay despedidas
Para tu amor yo solo tengo eternidad
Y para tu amor que me ilumina
Tengo una luna, un arco iris y un clavel
Y tengo también un corazón
Que se muere por dar amor
Y que no conoce el fin
Un corazón que late por vos
Por eso yo te quiero tanto
Que no sé como explicar lo que siento
Yo te quiero porque tu dolor es mi dolor
Y no hay dudas yo te quiero
Con el alma y con el corazón
Te venero hoy y siempre
Gracias yo te doy a ti mi amor
Por existir
Para tu amor lo tengo todo, lo tengo todo
Y lo que no tengo también, lo conseguiré
Para tu amor que es mi tesoro
Tengo mi vida toda entera a tus pies
Y tengo también un corazón
Que se muere por dar amor
Y que no conoce el fin
Un corazón que late por vos
Por eso yo te quiero tanto
Que no sé como explicar lo que siento
Yo te quiero porque tu dolor es mi dolor
Y no hay dudas yo te quiero
Con el alma y con el corazón
Te venero hoy y siempre
Gracias yo te doy a ti mi amor
Me encanta esta canción. Simplemente, me encanta. Por eso, encontrar una versión no pastelera y, además, con un vídeo decente, es digno de una entrada de domingo:
Justo eso es lo que se me viene a la cabeza cuando escucho esta canción. El hombre construyendo un muro a su alrededor con ladrillos de orgullo, y Dios perseverando, llamando a la puerta: "Aún te quiero. Siempre te querré. Siempre estaré luchando por ti. Vamos, confía en mi: solo el amor puede derribar esa muralla".
Es de las primeras canciones que le cantaba, a Jesús, de recién conversa. Cuando la escuché por primera vez, inmediatamente pensé en Él. En quien me enseñó que es posible soñar, en quien iluminó mi alma oscura, en quien cura mis heridas, en quien pinta cada mañana para mí. A quien entrego mi vida hasta el último rincón.
Hace solo un par de meses un amigo tuiteaba algo parecido a esto:
"Estamos en el CNPJ (Congreso Nacional de Pastoral Juvenil). Cientos de católicos bailando el Follow the Leader. Sigue al Líder, al auténtico, a Jesucristo."
Me encantó, porque realmente es así: tener a Cristo en tu corazón te hace tener esa alegría y esas ganas de bailar y ese verle por todas partes. Así que ya sabes, ¡¡¡Follow the Leader!!!!